La miopía infantil es una condición visual cada vez más común en edades tempranas.
En los últimos años, hemos visto un aumento notable de casos en niños que acuden a consulta por dificultades para ver de lejos, dolores de cabeza o bajo rendimiento escolar. Pero ¿qué está provocando este crecimiento? ¿La miopía se hereda o es consecuencia del estilo de vida?
En este artículo analizamos los factores genéticos y ambientales que influyen en la miopía infantil, con el objetivo de ayudarte a prevenirla o controlarla desde casa y con el apoyo de tu óptica de confianza.
La miopía infantil es un defecto refractivo que se manifiesta cuando el ojo enfoca las imágenes por delante de la retina en lugar de sobre ella, lo que genera una visión borrosa de lejos.
Esta condición puede empezar a desarrollarse desde los 6 o 7 años y progresar rápidamente durante la adolescencia si no se detecta y trata a tiempo.
El motivo de preocupación es doble: por un lado, afecta directamente al rendimiento escolar y la calidad de vida del niño; por otro, una miopía no tratada o que evoluciona sin control puede derivar en miopía magna, una forma severa que aumenta el riesgo de desprendimiento de retina, cataratas o glaucoma en la vida adulta.
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Uno de los factores que más peso tiene en el desarrollo de la miopía infantil es el componente genético. Si uno de los progenitores tiene miopía, el niño tiene una mayor probabilidad de desarrollarla.
Si ambos padres la tienen, este riesgo se multiplica. Esto no significa que el niño nacerá con miopía, sino que tendrá mayor predisposición a desarrollarla a lo largo de su crecimiento.
Los estudios han identificado varios genes implicados en el crecimiento del globo ocular, que es el principal causante del enfoque incorrecto que caracteriza a la miopía. No obstante, tener una predisposición genética no es una sentencia inevitable.
La forma en que el niño utiliza su visión en el día a día juega un papel determinante en si esos genes se activan o no.
Cada vez hay más consenso en que el estilo de vida moderno está favoreciendo el desarrollo de la miopía infantil.
El uso intensivo de dispositivos electrónicos, la lectura a distancias cortas durante largos periodos y el poco tiempo que los niños pasan al aire libre son los tres grandes responsables del incremento de casos en todo el mundo.
La luz natural es esencial para el desarrollo sano del ojo. Estudios recientes demuestran que los niños que pasan al menos dos horas diarias al aire libre tienen un menor riesgo de desarrollar miopía. Por eso, además de las revisiones periódicas, fomentar un estilo de vida equilibrado y visualmente saludable es una estrategia clave de prevención.
Entre los factores ambientales más relevantes se encuentran:
Uso excesivo de pantallas (móviles, tablets, ordenadores).
Lectura a muy corta distancia sin descansos visuales.
Iluminación deficiente en zonas de estudio o juego.
Poca exposición a la luz natural.
Falta de revisiones visuales preventivas.
En realidad, ambos factores se complementan.
La genética establece el riesgo y el entorno decide si ese riesgo se activa o no. Por ejemplo, un niño con predisposición genética pero que pasa tiempo al aire libre, tiene buenos hábitos visuales y realiza revisiones periódicas puede no desarrollar miopía o hacerlo de forma muy leve.
Por el contrario, un niño sin antecedentes familiares puede desarrollar miopía infantil si está constantemente expuesto a actividades visuales de cerca sin descansos y sin una adecuada exposición a la luz natural.
Desde Opticalia Zaben, siempre recomendamos abordar la miopía infantil desde una visión global, combinando el control ambiental con revisiones personalizadas para cada niño.
La buena noticia es que existen estrategias efectivas para prevenir el inicio de la miopía o frenar su avance en niños que ya la presentan.
Estas son algunas de las medidas más recomendadas por los optometristas especializados:
Revisiones visuales anuales desde los 3 años de edad.
Uso limitado de pantallas en niños menores de 6 años y controlado en mayores.
Aplicación de la regla 20-20-20: cada 20 minutos de actividad visual de cerca, mirar algo a 6 metros durante 20 segundos.
Pasar al menos 2 horas al día al aire libre.
Buena iluminación en las zonas de lectura o juego.
Uso de lentes específicas para ralentizar la progresión, como gafas con desenfoque periférico o lentes de contacto Orto-K, recomendadas por profesionales según cada caso.
Además, es fundamental que los padres estén atentos a señales como entrecerrar los ojos, acercarse demasiado a los libros o la televisión, quejarse de visión borrosa o dolores de cabeza frecuentes. Cualquiera de estos síntomas debe ser motivo para realizar un examen visual.
La miopía infantil es un problema visual creciente, pero también prevenible y controlable si se actúa a tiempo. Comprender la diferencia entre los factores genéticos y ambientales permite a padres y profesionales tomar decisiones más informadas y eficaces para proteger la visión de los más pequeños.
Desde Opticalia Zaben, en nuestras ópticas de Figueres, Olot y Roses, te ofrecemos un acompañamiento personalizado. Contamos con un equipo de optometristas especializados en optometría infantil y los últimos avances tecnológicos para detectar y controlar la miopía infantil de forma temprana y segura.
¿Notas algún síntoma en la visión de tu hijo o tienes antecedentes familiares de miopía?
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Organización Mundial de la Salud. (2019). Miopía: causas y prevención. https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/blindness-and-visual-impairment
American Academy of Ophthalmology. (2022). Myopia in children: A growing concern. https://www.aao.org/eye-health/diseases/myopia-in-children