El astigmatismo es, con diferencia, uno de los problemas visuales más infravalorados en consulta. Muchos pacientes conviven con dolor de cabeza, borrosidad intermitente o dificultad para enfocar sin imaginar que detrás hay un cambio en la curvatura de la córnea que avanza en silencio.
Como optometristas clínicos en Opticalia Zaben (Figueres, Roses y Olot), vemos cada semana casos de personas que acuden convencidas de que “ven bien” y descubren que llevan tiempo forzando el sistema visual. En este artículo explicamos, desde la experiencia real en gabinete, qué es exactamente este defecto refractivo, por qué puede evolucionar sin darte cuenta y cuándo conviene hacer una revisión completa para evitar problemas mayores.
Cuando hablamos de astigmatismo, nos referimos a una curvatura irregular de la córnea o, en menor medida, del cristalino.
En lugar de curvarse de manera uniforme, la superficie tiene meridianos con diferente potencia, lo que provoca que la luz no se enfoque en un solo punto sobre la retina. El resultado es una visión borrosa tanto de lejos como de cerca, que puede fluctuar según el esfuerzo visual, la fatiga ocular o la iluminación.
En consulta es habitual que un paciente llegue por molestias inespecíficas: tensión en la frente, lectura más lenta, incomodidad al conducir de noche o incluso sensación de que “las letras se mueven”. Todo esto puede estar directamente relacionado con pequeños cambios en la curvatura corneal que no siempre se perciben como un problema en sí.
De ahí la importancia de revisiones periódicas, especialmente si se trabaja frente a pantallas, se conduce a diario o existen antecedentes familiares.
Muchas personas creen que un leve astigmatismo no requiere corrección, pero desde la práctica clínica sabemos que incluso valores bajos pueden generar síntomas relevantes cuando se combinan con miopía, hipermetropía o exigencias visuales elevadas.
PÍDENOS CITA HOYDetectarlo a tiempo permite adaptar la corrección y evitar que el sistema visual trabaje por encima de sus posibilidades.
Una de las razones por las que el astigmatismo suele infravalorarse es que sus síntomas son fáciles de atribuir a estrés, cansancio o exceso de pantallas. En Opticalia Zaben lo vemos de forma recurrente: pacientes que normalizan señales que no deberían ignorarse.
Los signos más habituales son:
La clave es que el cerebro se adapta durante mucho tiempo, pero a costa de un esfuerzo que termina pasando factura. Cuando un paciente comenta que “ve un poco raro pero ya se ha acostumbrado”, normalmente sabemos que es momento de revisar la graduación y evaluar si existe un astigmatismo no diagnosticado o mal compensado.
Si alguno de estos síntomas aparece de forma repetida, recomendamos una revisión optométrica completa. No es una urgencia, pero sí un indicador claro de que el sistema visual está realizando un sobreesfuerzo.
La evolución del astigmatismo es un aspecto que muchos pacientes desconocen. No siempre se mantiene estable; puede aumentar con el tiempo por cambios en la córnea, hábitos visuales, factores ambientales o, en casos específicos, por patologías corneales.
Sabemos que existen tres motivos principales por los que este problema visual puede avanzar sin síntomas evidentes:
El cerebro es capaz de “rellenar” la borrosidad durante largos periodos. Esto hace que muchas personas no perciban un cambio real hasta que el sistema deja de compensar.
La lectura intensiva, los estudios o el trabajo frente a pantallas incrementan la demanda de precisión visual. Con un astigmatismo sin corregir, el esfuerzo extra pasa desapercibido al principio.
Con la edad, la curvatura puede modificarse de forma natural. También puede haber alteraciones asociadas a sequedad ocular, alergias o alteraciones biomecánicas leves que no generan dolor, pero sí variaciones refractivas.
Por todo ello, recomendamos revisiones anuales en adultos y semestrales en niños o adolescentes, especialmente si hay antecedentes de cambios rápidos de graduación o si existen dificultades escolares relacionadas con la lectura o la atención.

El diagnóstico del astigmatismo no se limita a “ver cuántas dioptrías tienes”. Una valoración rigurosa incluye varias pruebas que permiten comprender la calidad de la visión y la estabilidad de la córnea.
En Opticalia Zaben solemos realizar:
Este proceso permite distinguir entre un astigmatismo regular, fácil de corregir con gafas o lentes de contacto, y un astigmatismo irregular que puede requerir soluciones más especializadas.
La buena noticia es que el astigmatismo se corrige de manera eficaz. La elección depende de la edad, la estabilidad de la graduación, la actividad diaria y las necesidades visuales de cada persona.
Son la opción más habitual. Las lentes actuales ofrecen gran precisión y permiten compensar de forma exacta la diferencia entre meridianos. En pacientes con sensibilidad a las luces o visión fluctuante, una buena elección de materiales y tratamientos antirreflejantes puede marcar la diferencia.
Para quienes prefieren libertad de movimiento o practican deporte, las lentes tóricas ofrecen un rendimiento excelente. En consulta revisamos siempre la estabilidad rotacional y la comodidad, ya que una mínima variación puede alterar la claridad.
En algunos casos de miopía asociada a astigmatismo leve o moderado, la ortoqueratología nocturna puede ser una alternativa segura. Requiere un estudio específico, pero es una opción real para adolescentes y adultos.
Si observamos signos de astigmatismo irregular, asimétrico o progresivo sin causa clara, derivamos al oftalmólogo para descartar patologías corneales como queratocono. La cooperación entre optometría y oftalmología es esencial en estos casos.
El astigmatismo puede parecer un problema visual menor, pero cuando no se detecta a tiempo afecta a la calidad de vida, reduce la eficiencia visual y obliga al sistema a trabajar más de lo necesario. En nuestro día a día en Figueres, Roses y Olot vemos cómo una corrección adecuada cambia completamente la comodidad visual de una persona.
Si notas borrosidad intermitente, dolores de cabeza, incertidumbre al conducir de noche o una lectura más lenta de lo habitual, conviene hacer un examen visual completo. Detectar y corregir a tiempo evita molestias y permite trabajar, estudiar o conducir con claridad y seguridad.
Como optometristas, nuestra recomendación es sencilla: no esperes a que los síntomas sean evidentes. Una evaluación anual es la mejor herramienta para mantener una visión estable, cómoda y saludable.
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