Muchas personas nos dicen lo mismo cuando llegan a revisión: “Veo bien casi siempre, solo hay algunas cosas que noto un poco borrosas, pero nada grave”. Y cuando revisamos su graduación, descubrimos que lo que tienen es miopía leve, un cambio visual muy común que suele pasar desapercibido en el día a día. Entender qué significa, cómo se manifiesta y cuándo conviene revisarla ayuda a evitar molestias continuas y a mantener una buena calidad de visión.
Cuando hablamos de miopía leve, nos referimos a un nivel bajo de miopía, normalmente entre -0.25 y -1.00 dioptrías. Es un defecto refractivo leve que hace que los objetos lejanos se vean un poco borrosos, mientras que la visión cercana suele mantenerse clara. Esto ocurre porque el ojo es ligeramente más largo de lo habitual, o porque la córnea curva la luz de forma más intensa de lo necesario.
Muchos pacientes se sorprenden al escuchar este diagnóstico porque creen que la miopía implica “ver muy mal de lejos”. Sin embargo, las graduaciones bajas pueden pasar bastante desapercibidas. Lo que sí notamos es que, con el ritmo de vida actual, pequeños desenfoques pueden afectar más de lo que pensamos: conducir, reconocer señales, ver presentaciones en clase o enfocar la pantalla del ordenador desde cierta distancia.
A menudo nos encontramos con personas que llevan meses forzando la vista sin darse cuenta. La visión borrosa de lejos puede generar fatiga, dolores de cabeza o sensación de que “los ojos trabajan demasiado”.
HAZ CLIC Y PÍDENOS CITA PARA REVISIÓNLos síntomas de la miopía leve son sutiles, y por eso muchas personas no acuden a revisión hasta que afectan de forma más notable a su rutina. Los más habituales son:
Muchas personas nos consultan porque sienten que “ven bien, pero no tan bien como antes”. Ese matiz ya es un indicador claro. La miopía leve no suele generar alarma, pero sí pequeñas dificultades que afectan la comodidad visual.
Cuando aparecen estos signos, recomendamos una revisión optométrica completa para comprobar si la graduación ha cambiado y valorar la salud ocular general.
Cada revisión que hacemos tiene un objetivo claro: comprender cómo ve la persona en todas las distancias, identificar posibles cambios y ofrecer soluciones que realmente mejoren su día a día. Cuando sospechamos miopía leve, seguimos un proceso sencillo pero muy completo.
Utilizamos herramientas objetivas y subjetivas para saber cuánta miopía hay realmente. En graduaciones bajas, un pequeño ajuste puede marcar una diferencia significativa.
Probamos la visión en distintos tamaños de letra y diferentes distancias. Muchas veces, las personas con miopía leve pueden leer bien, pero necesitan esfuerzo.
Queremos saber cómo trabajan ambos ojos juntos. Si uno compensa más que el otro, pueden aparecer molestias sin que la persona sepa exactamente por qué.
Una lágrima inestable puede provocar fluctuaciones que se confundan con miopía. Por eso siempre revisamos la superficie ocular.
La forma en que alguien utiliza sus ojos es clave. No es lo mismo alguien que conduce a diario que quien pasa muchas horas en el ordenador o un estudiante que necesita ver la pizarra.
Esta combinación nos permite dar una recomendación honesta: cuándo llevar corrección, para qué momentos y con qué tipo de lentes la persona va a sentirse más cómoda.

Aunque pueda parecer un cambio pequeño, la miopía leve influye en muchas situaciones del día a día. Lo vemos a menudo en consulta: cuando se corrige, la persona nos dice “Veo muchísimo mejor, no sabía que estaba forzando tanto”.
Las áreas donde más lo notamos son:
Especialmente por la noche. Las luces se difuminan un poco, las señales se ven más tarde y la definición baja.
Niños y adolescentes pueden tener dificultades para leer la pizarra o seguir presentaciones en clase. Muchas veces se confunde con falta de atención cuando en realidad es un problema visual.
La miopía leve no afecta directamente al ordenador, pero sí a tareas que alternan lejos y cerca. Esa transición puede generar cansancio.
Reconocer caras a distancia, ver carteles o leer información en exteriores puede resultar incómodo.
A todo esto se suma que, sin corrección, muchas personas adoptan posturas forzadas o entrecierran los ojos sin darse cuenta. Esto provoca tensión alrededor de los ojos y dolores de cabeza al final del día.
La buena noticia es que la miopía leve se corrige de manera sencilla. La clave está en elegir la solución que mejor encaje con la rutina de cada persona.
Las opciones más habituales son:
Ofrecen claridad inmediata y permiten descansar la vista. Muchas personas las usan solo para conducir, estudiar o ver televisión.
Son cómodas, ideales para quienes practican deporte o prefieren libertad de movimiento. Se pueden usar a diario o solo en momentos concretos.
Útiles para trabajos que alternan varias distancias. No son indispensables en todos los casos, pero sí en perfiles que necesitan precisión visual constante.
En graduaciones bajas, pequeños ajustes tienen grandes efectos, y la persona suele notar el cambio desde el primer día.
Si notas que entrecierras los ojos para ver de lejos, que ciertas cosas parecen menos definidas o que te cansas antes que antes, puede ser el momento de revisarte la vista. La miopía leve no es un problema grave, pero sí merece atención para evitar molestias y para mantener una visión clara y cómoda en el día a día.
Una revisión optométrica completa nos permite entender cómo está trabajando tu visión, detectar pequeñas variaciones y ofrecerte la solución que mejor se adapte a tu rutina. Revisarte a tiempo puede marcar una diferencia enorme en tu comodidad visual.
HAZ CLIC Y PÍDENOS CITA PARA REVISIÓN¿La miopía leve puede aumentar con el tiempo?
Sí, en algunas personas progresa. Por eso recomendamos revisiones periódicas, sobre todo si notas cambios en tu visión.
¿Es necesario llevar gafas todo el día?
Depende de tus actividades. Muchas personas las usan solo para conducir, estudiar o ver de lejos.
¿La miopía leve causa dolor de cabeza?
Puede hacerlo si fuerzas la vista o entrecierras los ojos con frecuencia. Una corrección adecuada suele aliviarlo.