La pérdida de visión no viene solamente de patologías oculares previas, sino también a través de graves daños oculares provocados por 2 de los grandes enemigos de nuestra vista: el cloro y el sol.
Seguramente habrás escuchado hablar de algún conocido o familiar que ha perdido la vista por culpa del glaucoma o retinopatía (entre otras patologías más), pero también existen casos de pérdida de la visión ocasionados por el cloro de la piscina al que se ven expuesto las personas que no utilizan gafas acuáticas.
En el caso de las lesiones oculares por culpa del sol, éstas vienen dadas por no utilizar gafas de sol homologadas que protejan los ojos de los fortísimos rayos ultravioletas, especialmente en verano.
Los ópticos y optometristas de nuestras 3 ópticas en Figueres, Roses y Olot coinciden en que las personas que más cuidado deben tener con el cloro de las piscinas son aquellas que utilizan lentes de contacto.
El cloro como bien es sabido, es el químico utilizado para desinfectar el agua de las piscinas y cuando éste es aplicado en exceso puede llegar a provocar irritación ocular de carácter leve, moderado o grave.
No nos cansamos de repetir a través de este blog o en nuestras diferentes redes sociales la importancia de proteger los ojos de los novicios rayos solares, especialmente en casos de exposiciones prolongadas en actividades tales como baños en mar o piscina o deportes al aire libre.
Las gafas de sol homologadas deberán ser siempre un accesorio que debemos llevar con nosotros, además, asegurarnos que posean los filtros y protección contra rayos UV correctos.
El sol puede provocar daños graves a nuestra retina que se manifiestan a través de fuertes dolores, lagrimeo o sensibilidad a la luz. La frecuencia con que este tipo de síntomas aparecen, es decir, si cada año no cuidamos y protegemos nuestros ojos de los rayos ultravioletas del sol, podría terminar degenerando en cataratas.
Es de suma importancia que todas las personas tomen conciencia acerca de la importancia de las revisiones oculares periódicas, especialmente al final del verano.
Es entonces cuando en las exploraciones se pueden detectar y alertar sobre posibles daños en la retina, además, si ya existen antecedentes de otras patologías oculares en la familia con más razón debemos mantener dicho control ocular.
Las revisiones oculares periódicas deben ser para toda la familia, es decir, para niños, jóvenes, adultos y personas mayores.